Botellas sensoriales caseras: ventajas y pasos | Consumer

2023-01-05 17:22:59 By : Mr. David Du

Las botellas sensoriales son una herramienta educativa que permite estimular el desarrollo infantil, especialmente la motricidad fina, la coordinación mano-ojo, la memoria, la atención y los sentidos de la vista, el oído y el tacto.

Las actividades con botellas sensoriales pueden servir a los bebés y niños de todas las edades, pero resultan de gran utilidad para la estimulación de niños a partir de un año, por lo que son muy comunes en las aulas de Educación Infantil, dado que los beneficios son mayores en esta etapa.  Y ¿cuáles son los beneficios de las botellas sensoriales?

A los más pequeños, las botellas sensoriales les impulsan a gatear y mejorar sus habilidades motoras. Además, permiten potenciar el desarrollo de otras habilidades, como enumeran los expertos en psicopedagogía:

Pero en realidad, por lo general son utilizadas por las personas con TEA (trastorno del espectro autista) para aprender conceptos, divertirse o relajarse. En las aulas especializadas en TEA son imprescindibles. Desde la Asociación Pro-Colegio de Pedagogía y Psicopedagogía de la Comunidad de Madrid (Procolped) también reconocen que son un recurso útil para quienes tienen TDAH (trastorno de déficit de atención e hiperactividad) o, simplemente, para momentos de excesivo estrés, como una herramienta terapéutica.

Existen diferentes botellas sensoriales, en función del sentido que queramos estimular. Pero, sobre todo, destaca una: la botella o frasco de la calma, una de las técnicas educativas más populares del método Montessori. El frasco de la calma es un tipo de botella sensorial llena de líquido con brillantina que se utiliza para inducir a la calma. “Es muy beneficiosa para situaciones estresantes y de frustración e ira, cuyo fin es devolver la tranquilidad que teníamos antes del acontecimiento que ha supuesto una ruptura de la misma”, explican desde Procolped.

No hay una forma correcta o incorrecta de utilizar estas botellas. Todo dependerá de cada niño y de su edad, comentan los especialistas. Habrá peques que jueguen de manera autónoma y otros que necesiten guía. Eso sí, la supervisión de un adulto es esencial.

En cualquier caso, desde la asociación insisten en que no hay que olvidar que en los primeros años del niño, con especial relevancia entre los 3 y los 6 años, el juego guiado es muy importante para consolidar el aprendizaje. De ahí que “la efectividad aumentará, si la situación de aprendizaje ha sido previamente planificada por un adulto cualificado”, apuntan.

En las tiendas de puericultura o de juguetes infantiles encontrarás botellas sensoriales para los niños, pero también puedes elaborarlas tú mismo con materiales que tengas en casa. Además, como recuerdan en Procolped, “puede ser una buena manualidad para hacer con tus hijos, ya que es muy sencillo hacerlas. Ellos se divertirán y además se sentirán más motivados para utilizarlas”.

El procedimiento para hacer las botellas sensoriales es muy sencillo. Lo complicado será elegir los materiales para rellenarlas.

Todo dependerá de la edad del niño para el que va dirigida la botella sensorial y del aprendizaje que queramos estimular con ella. También será diferente si le añadimos líquido o no y si nos gusta —o le gusta— que gire en torno a una temática en concreto (Navidad, otoño, del mar, con animales, con flores).

Pero, en cualquier caso, esta herramienta educativa es una botella, así que lo primero que debemos es elegir la más adecuada.  Y ¿cuál es la botella perfecta? Estas son las características que debes tener en cuenta:

¿Qué se puede echar a las botellas sensoriales? Si no quieres que sea una botella seca, escoge un líquido. Puede ser solo agua al que añadas algún colorante alimentario en gel hidrosoluble, pero también puedes verter otros líquidos con más densidad (el colorante debe ser liposoluble) que hagan que los objetos se muevan más lentamente: aceite corporal de bebé, pegamento con purpurina o brillantina, gel de ducha transparente, gomina, pegamento líquido, sirope de maíz, etc.

Y para rellenar las botellas, todo lo que se te ocurra: arena, arroz, conchas, piedras, abalorios de pulseras, juguetes de plástico, bolas de hidrogel, canicas, letras de madera o de pasta, legumbres, macarrones, fideos secos, flores de madera, botones, maíz, avellanas, piñas, confeti, algodón, lentejuelas, pompones, imperdibles, clips o monedas para jugar con un imán desde fuera, etc.

No es difícil hacer botellas sensoriales. Usa tu ingenio y creatividad para construir varias infantiles para tu bebé.

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